ORACLE y las inversiones en centros de datos
Aunque la mañana de hoy trae varios temas de actualidad —desde un sólido dato de empleo (NFP) de septiembre hasta el repunte repentino de las exportaciones en Japón, acompañado por el anuncio de un nuevo y amplio estímulo fiscal—, volveremos a centrarnos en el sector tecnológico y en el notable giro a la baja registrado ayer en los mercados bursátiles.
Los mercados estadounidenses cerraron con fuertes caídas, pese a haber subido más de un 2% al inicio de la sesión (Nasdaq +2,6 %, S&P 500 +1,9 %). Un nuevo trimestre mejor de lo esperado por parte de NVDA impulsó inicialmente a los índices. Las perspectivas parecían especialmente positivas: el director financiero proyectó ingresos previstos de medio billón de dólares, y el CEO, Jensen Huang, afirmó triunfalmente que, desde su “punto de observación”, no veían señales de ninguna burbuja en la IA.
Entonces, ¿qué explica uno de los mayores —y desafortunadamente negativos— reveses de los últimos meses, que ha afectado no sólo al sector tecnológico, sino también al mercado en general? Algunos analistas creen que la verdadera preocupación reside en compañías que están acumulando un nivel sustancial de deuda —tanto para desarrollar modelos como, de manera aún más relevante, para construir centros de datos— sin una base financiera suficientemente sólida. Oracle, un nombre histórico y uno de los protagonistas de la burbuja puntocom de hace 25 años, destaca entre ellas.
El pasado 10 de septiembre, la compañía sorprendió a los mercados con excelentes resultados y un incremento del 45 % en los ingresos procedentes de centros de datos. Ese mismo día, Oracle anunció su intención de multiplicar por 14 las inversiones en dichas infraestructuras hasta alcanzar 144.000 millones de dólares para 2030. No menos relevante —más aún— fue el anuncio de un acuerdo con OpenAI valorado en 300.000 millones de dólares.
Pero había un problema: la compañía mantiene aproximadamente 95.000 millones de dólares de deuda con vencimiento en 2025, con gastos por intereses equivalentes a casi el 20 % del EBIT y —según JP Morgan— un ratio de deuda neta sobre EBITDA cercano al 400 %. Además, el flujo de caja libre en 2024 fue negativo, situándose en –0,39 mil millones de dólares.
Análisis Técnico
El 10 de septiembre, las acciones de Oracle registraron la mayor subida diaria de su historia, con un avance del 35,95 % y alcanzando un máximo histórico de 345,12 dólares. Desde entonces, el valor no ha hecho más que retroceder, llegando ayer a 210,69 dólares (–6,58 %), lo que supone una caída del 38,95 % desde los máximos en apenas dos meses.
El 30 de octubre, la acción perdió su media móvil de 50 días; unos días después, el 3 de noviembre, cayó también por debajo de la media de 100 días. Esa misma semana, el hueco alcista de septiembre se cerró por completo en 242 dólares. A día de hoy, el título se encuentra sobre la muy relevante media móvil de 200 días.
Los volúmenes de venta han sido persistentemente elevados. Es cierto que el RSI se sitúa en zona de sobreventa, pero como sabrá, un cambio de tendencia suele requerir una divergencia, que puede tardar meses en formarse. Los niveles clave de soporte estático se encuentran en 189 dólares y posteriormente en 163 dólares (se trata claramente de un análisis de largo plazo). También vale la pena destacar que las primeras directrices alcistas —las menos inclinadas— sobre las que Oracle construyó su tendencia técnica de fondo se sitúan actualmente alrededor de 135 y 80 dólares.
Para ser claros, no estamos afirmando que estos niveles vayan a alcanzarse, y mucho menos a corto plazo: hacer previsiones fiables a largo plazo con objetivos situados casi un 50 % por debajo de los precios actuales es, en el mejor de los casos, especulativo. Sin embargo, dado el deterioro del panorama fundamental, el valor podría ser candidato para una lista de observación por parte de quienes se consideran short-sellers, siempre calibrando cuidadosamente los niveles de entrada.
